Una de las leyendas más famosas entre los engativeños es la de la maldición de Engativá. Algunas versiones la ubican en la época de la colonia y otros a principios del siglo XX. El protagonista de esta historia, según cuentan, fue un cura de apellido Chinchilla quien a raíz de fuertes enfrentamientos con un grupo de pobladores fue amarrado y golpeado. El cura maldijo la población y la condenó al abandono y al olvido. La maldición sería levantada hasta cuando un pontífice besara tierra engativeña, lo cual ocurrió el 22 de agosto de 1968, cuando el papa Pablo VI realizó su visita a Colombia. Al descender del avión en el aeropuerto El Dorado, besó la tierra tal como se acostumbra. Con este gesto papal, llegaba a su fin la maldición del padre Chinchilla.
lunes, 23 de noviembre de 2009
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